La bomba de tiempo en las vialidades
El uso de automóviles privados se multiplica en la Zona Metropolitana del Valle de México debido, principalmente, a la lejanía de las viviendas a los centros de trabajo o de estudios.
Por Alejandro Ramos Magaña
El uso de automóviles privados se multiplica en la Zona Metropolitana del Valle de México debido, principalmente, a la lejanía de las viviendas a los centros de trabajo o de estudios.
En este sentido, la Ciudad de México cada vez está más próximo de llegar a un automóvil por persona; es decir, a tener un parque vehicular de aproximadamente 9.2 millones, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)
Hasta el 2022 el Inegi reportó que se tenían registrados en la capital del país, 6 millones 368 mil 520 vehículos privados. Y la Asociación Nacional de Distribuidores de Automóviles estima que, entre 2023 y 2024, se sumaron más de 200 mil automóviles nuevos. Además, el parque registrado de las motocicletas en la CDMX es de casi 600 mil unidades.
Y en el Estado de México, colindante con la CDMX, se tienen registrados 9.4 millones de automotores, y se estima que de esta entidad diariamente se movilizan a la capital del país más de 1 millón de personas (en diferentes tipos de transporte de superficie) a centros de trabajo, en busca de servicios médicos, escuelas y para actividades comerciales.
Todo este parque vehicular ha provocado que los congestionamientos viales se presenten de lunes a domingo generando pérdidas anuales en la región por arriba del 3% del Producto Interno Bruto (PIB), según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Los taxistas de aplicación aseguran que en trayectos de 5 kilómetros lo llegan a hacer hasta en una hora. “Perdemos mucho por el tráfico y el usuario también paga más”, dicen.
El Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), reporta que existe un parámetro a nivel internacional relacionado a los traslados urbanos, ya sea a los centros de trabajo, escuelas o servicios médicos, y que impliquen más de 30 minutos impactan la calidad de vida por el estrés, accidentes viales y afectan a la salud por la mala calidad del aire.
Además, hay que agregar que cada vez la violencia entre los automovilistas va en aumento, y en algunos casos hasta con consecuencias fatales.
En metrópolis como la nuestra los desplazamientos a nivel de superficie por lo general siempre exceden los 30 minutos, sólo en un viaje.
En esta metrópoli tenemos el cóctel perfecto del caos: saturación de vialidades, falta de educación vial de automovilistas y motociclistas, y el mal diseñado de calles y avenidas.
Asimismo, otro fenómeno que complica más la movilidad es que la superficie de rodamiento es ocupada, en un 75%, como estacionamiento todo el día. No hay orden ni control del espacio público, pues no sólo proliferan los automóviles aparcados en doble y triple fila, sino que hay bases de sitio, paraderos de autobuses improvisados y puestos de ambulantes en pleno arroyo vehicular.
El espacio público perdió esa categoría desde hace años. Hoy proliferan los “dueños” de la calle. La anarquía en las vialidades hace más compleja la movilidad y con ello se eleva la inseguridad vial.
Según la OCDE, el intenso tráfico en las metrópolis como la Ciudad de México y Zona Metropolitana genera pérdidas económicas superiores a los 82 mil millones de pesos al año.
Otro problema que no se ha atendido a fondo es la circulación diaria de más de 200 mil vehículos de transporte pesado de carga, y lo hacen durante casi todo el día por vialidades urbanas congestionadas. Las llamadas horas pico que hasta hace más de dos décadas era de 6 horas en promedio diario, ahora es de 14 horas.
Y en este escenario crítico de movilidad, el pasado 20 de noviembre el programa Hoy No Circula cumplió 35 años de estar en operación en el Valle de México (16 alcaldías de la Ciudad de México y 18 municipios conurbados del Estado de México). Su efectividad está en decadencia junto con su programa paralelo de la verificación vehicular, el cual se ha convertido en un esquema de recaudación y negocio.
En los últimos años, expertos en contaminación atmosférica y en movilidad han cuestionado la efectividad del programa y advierten que es obsoleto.
Cuando en 1989 el entonces regente del Departamento del Distrito Federal (DDF) Manuel Camacho Solís, aplicó dicho programa su efectividad logró retirar de circulación diaria al 20% del parque vehicular, pero ahora es de casi 6%, ya que el 70% de los automóviles son de modelo reciente; es decir, con antigüedades menores a 8 años y circulan diario con hologramas 0 y 00.
Cabe recordar que en su diseño este programa enfocó su objetivo central en proteger la salud de la población y reducir las emisiones a la atmósfera en el Valle de México, pero en más de tres décadas de su aplicación los vientos y las lluvias tienen más efectividad que el Hoy No Circula y la verificación vehicular.
La mala calidad del aire domina en más del 80% de los días del año y un dato que no debe pasar de largo es que, en plena crisis de la pandemia por COVID-19, las autoridades de la CDMX determinaron aplicar el HNC parejo, nuevos y viejos, y pese a ello la contaminación atmosférica por ozono y partículas finas seguía fuera de la norma ambiental.
Entonces habría que actualizar el inventario de emisiones o hacerlo más riguroso, pues hay algunas fuentes, que no son las móviles, que están fuera de la norma contaminando más que los automóviles, sobre todo si tomamos en cuenta que los vehículos modernos (de tecnologías americana, asiática y europea), principalmente de uso privado, son más limpios y tienen un mejor rendimiento de combustible.
Ahora bien, la actual crisis sanitaria por el coronavirus del COVID-19 levanta otras alertas que han estado silenciosas y son las enfermedades respiratorias, pulmonares y cardiovasculares crónicas que padece la población del Valle de México producto de la mala calidad del aire, ya que en promedio diario se queman casi 30 millones de litros de gasolina. Y un tema aparte es la calidad de los combustibles.
Las autoridades capitalinas reconocen que cada año mueren de forma prematura 14 mil personas por enfermedades asociadas a la mala calidad del aire.
En 2021, las autoridades presentaron el Plan General de Desarrollo ante el Congreso capitalino para endurecer las medidas del Hoy No Circula. Y justificaron que el 70% de la contaminación atmosférica proviene de los automotores que cada año aumenta el parque vehicular, pero hay que precisar que el gobierno capitalino no se va a fondo con la calidad de los combustibles.
El endurecimiento apunta a la vigilancia y programas de incentivos y sanciones progresivamente más estrictas para eliminar a los automóviles ostensiblemente contaminantes. Además, se fortalecerá de forma progresiva y paulatina sobre los límites establecidos para declarar contingencias ambientales.
Y las autoridades ambientales hasta plantean evaluar la restricción a la circulación como en Santiago de Chile, en donde las restricciones a la circulación es dependiendo de la tecnología del auto.
Pero también se debería retomar en estos planes lo ya expuesto por los Colegios de Arquitectos y Urbanistas en el sentido que la Ciudad de México y Zona Metropolitana le urge una reingeniería vial en cruceros, restringir el uso del auto en el Centro Histórico y evitar que el transporte pesado circule a toda hora por la ciudad, extender y conectar ciclovías entre las alcaldías y municipios, reingeniería vial para modernizar cruceros, extender y conectar ciclovías, así como instalar más parquímetros para ordenar las vialidades.