Dos Bocas en paros técnicos (y México se entera después de EU)
Estamos en la época en que, los mexicanos, nos informamos primero por las fuentes institucionales de los Estados Unidos que por las propias del gobierno federal de México.

Por Alejandro Ramos Magaña
Estamos en la época en que, los mexicanos, nos informamos primero por las fuentes institucionales de los Estados Unidos que por las propias del gobierno federal de México.
No solo es en los temas del narcotráfico, lavado de dinero, plaga del gusano barrenador, contaminación de agua y aire, corrupción e impunidad, entre otros.
Ahora nos enteramos por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés), que la refinería Olmeca, Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, suspendió actividades entre diciembre de 2024 y febrero de este año, y efectuó otro paro técnico en abril.
Pemex no le informó a los mexicanos que debido a la mala calidad en la producción de crudo tuvo que realizar un paro técnico a un alto costo para México.
Obviamente, detrás de estos paros existe un problema serio de diseño y de estructura de la refinería.
La refinería Olmeca fue inaugurada el 1 julio de 2022 (fecha emblemática para la 4T por el triunfo electoral de AMLO), cuando aún no se terminaba de construir; y se prometió que estaría al 100% en diciembre de 2024.
Y el resultado es que sigue en fase de pruebas y su infraestructura aún requiere ajustes técnicos y tecnológicos.
Según estimaciones de ingenieros petroleros, Dos Bocas está operando a casi un 34% de su capacidad. De acuerdo con Pemex, hasta mayo pasado produjo 115 mil barriles diarios de petróleo tipo Maya de 42 grados API, cuando su capacidad es de 340 mil barriles diarios para producir combustibles (diésel y gasolinas); meta que se prevé alcanzar hasta 2027-2028.
A los mexicanos se nos vendió que la refinería Olmeca, Dos Bocas, sería un proyecto insignia de soberanía, seguridad energética y de sustentabilidad. Sobre todo, se reafirmó que sería muy benigna con el ambiente y un detonador de 100 mil empleos y fuerte competidor en el mercado global de los hidrocarburos. Pero el proyecto sigue una ruta cargada con más adversidades e ilegalidades que aciertos.
Vale recordar que este proyecto de Dos Bocas –rebasado por las tendencias mundiales de transitar a la era de las energías renovables–-, violó desde el inicio de su construcción –hace más de seis años–, la normatividad ambiental, pues los trabajos empezaron sin contar con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y sin los estudios de Riesgo Ambiental. Tampoco se conoció el Proyecto Ejecutivo, el cual es fundamental para después realizar dichos estudios ambientales que marca la ley.
Y dado que se van a manejar sustancias peligrosas, el Estudio de Riesgo Ambiental era indispensable antes de iniciar las obras, y este trabajo junto con la MIA requieren de entre seis meses a un año para su elaboración. O sea, lo que se hizo después ha sido totalmente irregular.
Además, en mayo pasado Pemex informó a la SEC que el costo actualizado de la refinería Olmeca se ubicaba en 20 mil 959 millones de dólares. Es decir, la obra tiene un sobrecosto 162%, respecto a la inversión original que sería de 8 mil millones de dólares, según lo anunció Andrés Manuel López Obrador.
De hecho, en 2019, los petroleros texanos le recomendaron a López Obrador comprar una refinería en Texas al precio de 8 mil millones de dólares (ya construida), pues hacer una nueva en territorio mexicano podría ser mucho más costosa y eso impactaría a sectores como educación, salud y seguridad. Sin duda, esta situación ha llevado al gobierno federal a recortar gastos en áreas estratégicas para el país. Por eso el sector salud está destrozado.
Las finanzas públicas van en picada por la refinería Olmeca (sin entrar a los temas del Tren Maya, Mexicana de Aviación y el AIFA).
El tabasqueño no escuchó y prefirió irse por el camino del engaño y la demagogia para vender a México un proyecto torcido, sin planeación, más vinculado a intereses políticos.
Ante este escenario desastroso, México tendrá que importar petróleo para sus refinerías, y a qué costo lo hará.
VIOLACIÓN A NORMAS AMBIENTALES
Desde hace más de seis años, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) sólo autorizó el proyecto de ampliación del puerto de Dos Bocas, Paraíso, para aumentar el volumen y profundidad del dragado, y al momento de iniciar obras de la refinería no tenían ningún permiso más.
Expertos en materia ambiental y energía han calificado de altamente vulnerable la refinería a las inundaciones por los fenómenos meteorológicos, altos costos de obra y operación, y advierten limitaciones tecnológicas y falta de planeación, así como mercados adversos para Pemex ante el declive mundial del uso del petróleo. Hasta los análisis de Pemex identificaron 106 puntos de riesgo en la zona de la refinería y en la propia infraestructura del complejo petrolero.
Además, en el polígono de la obra se destruyeron más de 300 hectáreas de manglar y junto con éste, toda la fauna que ahí habita como moluscos, plantas, aves y otras especies endémicas. La refinería colinda con los pantanos de Centla y de la Reserva Ecológica Río Playa. Y biólogos del Instituto de Ecología de la UNAM me comentan que en estas zonas aún se encuentran cocodrilos, manatíes, tortuga blanca (en riesgo de extinción), entre otras especies.
De acuerdo a la ley en la materia, destruir un manglar está prohibido y es motivo para suspender o clausurar la obra.
El proyecto gubernamental de Dos Bocas no sólo viola normatividades ambientales mexicanas, sino también acuerdos internacionales para conservar la biodiversidad.
La destrucción de los manglares es irreversible, y ninguna medida de mitigación que emprenda Pemex en la región compensará el daño ambiental en áreas que la Semarnat tiene catalogadas como protegidas.
Pemex se ha convertido en un actor agresivo al ambiente y a las finanzas públicas, pues es un “barril sin fondo” de recursos públicos y cada ve veremos más recortes presupuestales en áreas estratégicas de México.
En tanto, Pemex sigue agobiado por deudas por más de 600 mil millones de pesos a proveedores y baja producción. La desaceleración es de alto riesgo. Ya veremos.