La “varita mágica” ante el fenómeno migratorio

En 2021 el expresidente Andrés Manuel López  aseguró que, ante fenómeno migratorio de Centroamérica y el Caribe, que se desbordó en México, se debía hacer algo diferente: “una política migratoria fincada en la cooperación para el desarrollo”.

masclaro.mx
today 30/01/2025

Por Alejandro Ramos Magaña

 

En 2021 el expresidente Andrés Manuel López  aseguró que, ante fenómeno migratorio de Centroamérica y el Caribe, que se desbordó en México, se debía hacer algo diferente: “una política migratoria fincada en la cooperación para el desarrollo”.

Estaba tan seguro en su iniciativa que anunció un “Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica”, y hasta presumió que le iba a pedir al ahora expresidente de Estados Unidos, Joe Biden, que apoyará el proyecto. Obviamente, la respuesta del vecino del norte fue insignificante.

No cabe duda que hacen falta programas integrales de desarrollo económico para la región centroamericana y del Caribe, con proyecciones que permitan garantizar a mediano y largo plazo la inversión, el empleo, seguridad y bienestar en general.

Y cuando amplios sectores sociales de México y de otras naciones esperaban conocer los detalles del gran plan, Andrés Manuel López dijo que la solución estaba en sus programas sociales insignia: Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro. Según él esta era la alternativa para frenar las migraciones masivas que buscan llegar a Estados Unidos, pero que ahora están estancados en México más de 6 millones de migrantes centroamericanos, del Caribe , Sudamérica y de otras naciones de África y Asia.

Hasta 2024, el gobierno federal presumió que el estado de Chiapas (hoy sumido en una severa crisis de ingobernabilidad y violencia), era la entidad donde más se estaban se están sembrando árboles frutales y maderables, en el que había 80 mil sembradores trabajando las tierras en una extensión de más de 200 mil
hectáreas. Sin embargo, esos datos contrastan con la realidad, pues hay muchas tierras ociosas, abandonadas por la violencia a manos del crimen organizado, y el cambio de uso de suelo y la deforestación siguen avanzando sin ningún control por parte de las autoridades.

El exgobernador Rutilio Escandón nunca gobernó el estado de Chiapas (2018-2024), solo fue la esfera decorativa. Por eso creció la violencia, la devastación de selvas, la corrupción y la impunidad en la región. La entidad se estancó y las inversiones se fueron. Ahora el señor Escandón goza del premio que le otorgó el actual gobierno federal como cónsul de México en Miami.

Además, Chiapas está impactado por la migración; las autoridades están rebasadas. De tal manera que, el estado que fue presumido como la región más avanzada con el programa Sembrando Vida, resultó ser una falsedad.

La misma situación se repite en otros estados como Campeche, Tabasco, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, entre otros.

Por otro lado, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, que desde el 2019 y hasta 2024 han participado casi 3 millones de muchachos gracias a la beca mensual de 8 mil 480 pesos mensuales hasta por 12 meses, mientras se capacitan en sus centros de trabajo.

Pero en estos programas “estrella” de los gobiernos de la llamada 4T, enfrentan más problemas que alternativas de solución.
Veamos. Lo único que se presume cada que se abordan temas económicos, ambientales o migratorios, se destaca que Sembrando Vida paga mensualmente 6,250 pesos a los campesinos (de un universo de casi 450 mil) para que siembren árboles frutales y otras especies en sus tierras, pero el gobierno federal omite informar que muchos ejidatarios con tal de tener un ingreso seguro deforestan su terreno y plantan árboles que no son endémicos.

Además, este programa carece de planes de manejo y de transparencia, los controles son inexistentes, y ello ha provocado una desforestación de más de 75 mil hectáreas, según monitoreos satelitales realizados por The Word Resources Institute.

Investigadores de la UNAM han denunciado que la tala y el arrasamiento de vegetación se ha documentado en  los estados de Campeche, Yucatán, Veracruz, Tabasco, Chiapas y Quintana Roo.

Algunos campesinos hasta han empleado maquinaria pesada para limpiar extensas superficies mayores a 200 hectáreas, para que cada propietario de la tierra justifique sus 2.5 hectáreas que les pide la Secretaría del Bienestar, como requisito para ingresar al programa donde deberán sembrar árboles frutales y maderables (caoba y cedro, caobilla, pino, principalmente). También se les piden fomentar los cultivos en ciclo corto. 

 A los ejidatarios se les impone el cultivo de especies de árboles maderables, cítricos y aguacates, entre otras, que son ajenas a la región. Y de acuerdo con los expertos esto agota la tierra rápidamente, pues se requiere de gran tecnificación para conservarla. Habrá tierras que demoren la producción por ser más secas, y otras su vida productiva termine en 5 o 6 años. 

Y durante el sexenio de Andrés Manuel López, muchas de las semillas y plántulas provenían de la empresa de Alfonso Romo, exjefe de la Oficina de la Presidencia del gobierno de López. 

Hasta 2024, el presupuesto asignado a la Secretaría del Bienestar fue de 38,928 millones de pesos, lo que ha permitido sembrar entre 2019 y 2024 más de 1,200 millones de árboles, según datos oficiales. Pero la falta de transparencia en los planes de manejo no permiten comprobar los resultados de la reforestación.

Y en el caso de Jóvenes Construyendo el Futuro no se tienen mecanismos operativos, instrumentos metodológicos ni personal para evaluar si está siendo efectiva la capacitación laboral. En el mayor de los casos los jóvenes terminan su “capacitación” como mensajeros o haciendo tareas que no le ayudan a superarse.

En 2021 dicho programa tuvo un recorte del 17% de su presupuesto, ya que pasó de 24,956 millones de pesos, que ejerció en 2020, a 20 mil 600 millones de pesos. Y en 2022 alcanzó los 21,444 millones de pesos. Y en los dos últimos años casi alcanzó los 22,000 millones.

En suma, ambos programas no son la alternativa de solución para el fenómeno migratorio, se quedan cortos y no ofrecen opciones a largo plazo, pues destinar dinero público siempre desvía cualquier acción de asistencia social de otros sectores como salud y educación.

Y hasta ahora ninguna nación centroamericana o del Caribe ha señalado que dichos programas son el éxito para frenar la migración en sus regiones.

El populismo no es alternativa; ojalá expertos en desarrollo económico propongan planes que sean medibles con instrumentos científicos y no sólo con el discurso simple que brinda alegres cifras de avances.