En fase crítica ríos, lagos… y acuíferos

Los gobiernos en turno a nivel federal y estatal siempre presumen paisajes naturales en aras de promover el turismo. Sin embargo, pasan los años y los cuerpos siguen contaminados afectados por descargas domésticas, agrícolas e industriales, entre otros, lo que provoca daños a flora y fauna, impacta al ambiente y deteriora el paisaje.

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today 28/10/2024

Por Alejandro Ramos Magaña
 

Los gobiernos en turno a nivel federal y estatal siempre presumen paisajes naturales en aras de promover el turismo. Sin embargo, pasan los años y los cuerpos siguen contaminados afectados por descargas domésticas, agrícolas e industriales, entre otros, lo que provoca daños a flora y fauna, impacta al ambiente y deteriora el paisaje.

 

En México las zonas de degradación y descomposición van en aumento, y esto es consecuencia por la falta de la aplicación de programas de prevención y control de las descargas de las aguas residuales.

 

Tal parece que el registro obligatorio de los responsables de las descargas no está actualizado o las autoridades federales, estatales y municipales prefieren mantenerse omisas por otros intereses.

 

México tiene muchos instrumentos legales y normativos, pero las autoridades no lo aplican en su totalidad, y tal vez no lo hacen por desconocimiento, negligencia, por conflicto de intereses o por los altos costos que implica su implementación.

 

Hace dos semanas, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó que el 51% de ríos, lagunas, lagos y el 32% de los depósitos subterráneos (acuíferos) se encuentran severamente afectados por contaminación microbiológica y fisicoquímica. Es decir, metales pesados y coliformes fecales, principalmente, se concentran en cuerpos de agua superficiales y en los acuíferos.

 

La Conagua analizó en 2023 la calidad del agua en 450 cuerpos de agua superficiales y 606 subterráneos, y una vez más se comprobó que la contaminación del líquido sigue fuera de control. Cabe precisar que el país tiene 653 acuíferos, de los cuales 245 se encuentran secos, por la sobreexplotación, o altamente contaminados como es el caso del Valle de México.

 

Los casos más drásticos  se encontraron en los ríos Atoyac, en Puebla; Papaloapan y Coatzacoalcos, Veracruz; Pesquera, Nuevo León; Zahuapan, Tlaxcala; Tula (Estado de México e Hidalgo), y Santiago, en Jalisco.

 

También el crecimiento urbano e industrial desordenado ha impactado el Sistema Lerma-Chapala-Santiago (Estado de México, Jalisco y Nayarit), así como el río Santa Catarina en su paso por la zona metropolitana de Monterrey se ha contén un afluente de descargas del drenaje.

 

El severo deterioro ambiental de los lagos de Chapala y Cuitzeo los está llevando a su desaparición. En ambas regiones los daños acumulados son por la tala clandestina, excesiva extracción del agua para uso en la agricultura y ganadería, por descargas del drenaje urbano, así como por la contaminación por residuos de las industrias químicas, porcícolas y de papel, y por fenómenos vinculados al cambio climático (sequías extremas y altas temperaturas).

 

Ante este contexto, la política pública ambiental debe fortalecer las zonas de mejoramiento ambiental con marcos legales y normativos ajustados ante la dimensión del grave problema. Además, del gran esfuerzo social que se requiere se deben proyectar presupuestos económicos sostenibles.

 

Mientras, la Conagua ya tiene un nuevo diagnóstico, ahora debemos exigirle actuación y transparencia ante este fenómeno de degradación ambiental.