Constitución Mexicana, un legado de derechos y transformación social

Por Mario Victorino

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, piedra angular del sistema legal y político de México, cumple un año más de su promulgación, un hito que cada 5 de febrero invita a la reflexión sobre su trascendencia histórica y su impacto en la vida de millones de mexicanos.

Nacida en el fragor de la Revolución Mexicana, en 1917, esta Carta Magna fue mucho más que un simple documento legal; representó el anhelo de una nación por construir un futuro más justo e igualitario. Sus artículos plasmaron los ideales de aquellos que lucharon por transformar un país marcado por la desigualdad y la injusticia.

Desde entonces, la Constitución ha sido el escenario de profundas transformaciones sociales. A través de diversas reformas, ha evolucionado para adaptarse a los cambios y desafíos que México ha enfrentado a lo largo del tiempo. Se han incorporado nuevos derechos, se ha fortalecido la división de poderes y se ha buscado garantizar la protección de los derechos humanos.

Hoy, la Constitución Mexicana es mucho más que un conjunto de leyes; es un pacto social que define los principios y valores que nos unen como nación. En ella se consagran derechos fundamentales como la libertad de expresión, la igualdad, el acceso a la educación y la justicia, así como la organización del poder y las responsabilidades de los gobernantes.

La celebración de su aniversario es una oportunidad para honrar el legado de aquellos que hicieron posible su creación, para reflexionar sobre los avances logrados y para renovar el compromiso con la defensa de los derechos y el fortalecimiento de las instituciones. Es un llamado a seguir construyendo un país donde la justicia, la igualdad y la democracia sean una realidad para todos.