Aprendizaje y perspectiva, práctica alimentaria docente

En México la escuela pública ha sido un espacio de formación homogeneizante, en donde se dio más importancia a la enseñanza, sobre el aprendizaje, (docente/alumno) utilizando prácticas ideológicas iguales y únicas para desiguales.

masclaro.mx
today 12/12/2025

Dr. Mauro G Peralta Silverio 
gelacioperalta@gmail.com


I.-APRENDIZAJE Y PRÁCTICA ALIMENTARIA DOCENTE ¿QUÉ TANTO ESTAMOS CONSCIENTES?
En México la escuela pública ha sido un espacio de formación homogeneizante, en donde se dio más importancia a la enseñanza, sobre el aprendizaje, (docente/alumno) utilizando prácticas ideológicas iguales y únicas para desiguales. Se privilegió una cultura única, proveniente de occidente, dominante desde la conquista, pasando por las distintas épocas de nuestra historia nacional, hasta la fecha. En este sentido, el currículo oficial formal del sistema escolar, cumplió el papel de homogeneizar un solo ideal de realidad, de una sociedad, y de un sujeto; lo anterior ha estado de manifiesto en los Planes y Programas oficiales que no dan espacio a situaciones extraescolares y contextuales de distintas culturas, regiones, comunidades y escuelas, por lo que proponemos construir y trabajar en pos de una decolonizante escuela pública.  El rol del docente también se debe transformar pues no puede quedar ajeno a las trasformaciones globales, como la aparición de la Web, las TIC, así como la sociedad del conocimiento y la sociedad de la información, -entre otras transformaciones-. Antes se decía que el centro del proceso educativo era el alumno, luego que “la escuela al centro”. Ahora se habla de una “nueva escuela mexicana (2019)” en donde se privilegia a la comunidad, la realidad próxima, se puede observar que el niño tiene una mala actitud, pero no es su culpa, sino de su contexto, de su realidad y de su historia. 
Ahora lo más importante son los contextos, las familias y los procesos que se dan al interior de estas condiciones: la realidad rebasa a los sujetos, los alumnos no están aislados ni solos, responden a un sinfín de realidades y circunstancias propios de sus existencias.  El docente es quien está en contacto directo con el alumno, ayudándole a comprender realidades cada vez más complejas, por lo que sus tareas se vuelven cada vez más complejas, por lo que, debe estar bien nutrido y alimentado para cumplirlas de manera profesional.
La realidad en 2023 nos ha sobrepasado, el ejemplo más concreto fue la pandemia y los retos que enfrentamos, entre ellos, la cultura alimentaria de las personas que nos encontró con altos niveles de obesidad, enfermedades crónicas degenerativas, comorbilidades y otras originadas por descuido y mala alimentación. En este sentido, es necesario poner atención en la cultura nutricional y alimentaria del docente, dado que este es el actor más importante de toda transformación educativa y escolar, y considerar a la cultura alimentaria como una herramienta para su formación y profesionalización.
Un profesor cumple un rol muy importante de modelaje hacia sus alumnos. Los niños aprenden por imitación. Si ven que sus padres o sus profesores comen de una manera, los imitarán”, señala Clara Swinburn, nutricionista de la Universidad Católica. Si ven que su profesor come frutas frescas y frutos secos, come ensaladas al almuerzo, toma agua, etc., van a tener ese ejemplo a seguir. Además, una alimentación correcta y saludable influye de manera directa en el desempeño cognitivo de las personas, en sus niveles de cansancio y energía. Por tanto, como los profesores tienen la importantísima labor de educar y enseñar a los niños y adolescentes, es fundamental que gocen de un estado de salud físico y emocional acorde a sus demandas laborales.
La alimentación saludable debería ser igual para todos en cuanto a tipos de alimentos que deben incorporar, pero individualizada en cuanto a cantidades y horarios, según las necesidades energéticas de cada uno y según la rutina y horarios de cada individuo. “Enseñar a comer es como enseñar a hablar y a caminar” (Elizalde, 2019). Una alimentación inadecuada está asociada a mayor cansancio, menores niveles de energía y peor estado de ánimo en general, una adecuada alimentación está asociada a un menor cansancio, menos ansiedad, mejor energía, etc. De esta forma, la forma de enseñar claramente se verá favorecida.
La buena alimentación del maestro se verá reflejada durante toda su labor docente, con una buena observación y memoria para atender a sus alumnos, una concentración adecuada para dar clase y resolver dudas, un mejor rendimiento cognitivo para adecuar las clases a las capacidades de sus alumnos, rendimiento escolar acorde con diferentes materias a lo largo de la jornada escolar, una buena evaluación de ejercicios, tareas y aprendizaje de sus alumnos, buen cumplimiento administrativo que le demanda la dirección escolar (planificación, reportes, cédulas, informes, etc.). En el doble turno, estos procesos se repiten en la segunda jornada escolar; y en el caso de las profesoras, tienen que llegar a casa con el siguiente turno, cumplir con sus obligaciones para con su familia, su casa, sus hijos y con su pareja.       
 México es el país con el mayor número de docentes de habla hispana en el mundo con 125.95 Millones de hablantes nativos en 2022. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en su reporte “Maestros y escuelas por entidad federativa según nivel educativo”, para el ciclo escolar 2020-2021 se registraron 2 millones 19 mil 632 maestros (de todos los niveles educativos) en 255 mil 588 instituciones educativas.
    La carrera de formación docente para la educación inicial o especial, la de didáctica y pedagogía y la de formación docente para primaria están entre las 10 peores pagadas del país, con salarios mensuales promedio que van de los 9 mil 500 a los 10 mil 500 pesos, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en su informe de 2022.     De los cinco niveles educativos que hay en México (preescolar, primaria, secundaria, medio superior y superior), en la primaria es donde hay una mayor cantidad de docentes registrados, hablamos de 568 mil 857 maestros para 95 mil 699 escuelas. El Estado de México es la entidad donde hay una mayor cantidad de maestros, con una plantilla de 245 mil 475 docentes para 22 mil 308 escuelas. Le sigue la Ciudad de México con 188 mil 345 docentes.

 

 

 

 

De acuerdo con esta fuente, podemos observar que hay una disminución sistemática de año con año, en escuelas y maestros de educación primaria en la CDMX. Lo anterior debido a innumerables factores de distinto tipo, que afectan la salud física, mental, emocional y psicológica del maestro; provocando cansancio, agotamiento, desgano, desinterés, falta de atención, retención, memoria, etc., que se reflejan en ausentismo, problemas severos neurológicos, entre otros llegando hasta la mortalidad; los docentes no se reponen en la misma medida. Ante estos problemas de alimentación y nutrición, es necesaria una política pública de salud, mejoras laborales, salariales, prestaciones y programas de prevención de la salud, asistencia social, recreación, deportes para los docentes. Este dato, es para saber de qué tamaño es el problema y el reto a enfrentar en materia alimentaria, que es el objeto de estudio que nos ocupa. 
La realidad es que no estamos conscientes de la importancia de valorar nuestra alimentación, propia ni de nuestros niños, jóvenes y de toda la población a nivel nacional. Por lo que, debemos iniciar con una revisión de la cultura alimentaria de los docentes para explorar sus hábitos alimentarios y nutricionales, ya que ellos serán quienes deberán educar a nuestros niños. Pero ¿Ellos están conscientes de la importancia de su alimentación?  ¿Reconocen cuáles son sus hábitos alimenticios y nutricionales?, ¿Identifican enfermedades asociadas con su alimentación? ¿Saben qué hacer para mejorar esta problemática? 
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que México puede ser considerado como un país mayoritariamente malnutrido. Esto significa que, mientras algunas personas tienen insuficiencia de nutrientes (desnutrición), otras cuentan con un exceso de uno o más nutrientes en la dieta (sobrepeso, obesidad). México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil. Este es un problema que está presente no sólo en la infancia y la adolescencia, sino también en población en edad preescolar.
¿Cómo llegamos aquí?
¿Qué fue lo que sucedió cuando rebasamos los altos índices de obesidad presentes en el país desde hace como 40 años? El ascenso del marketing de la comida chatarra, así como la proliferación de establecimientos de oferta de este tipo de alimentos y las facilidades para su consumo desmedido (por ejemplo, resulta más barato y más fácil de adquirir que otro tipo de alimentación) han contribuido a la cultura del mínimo esfuerzo, en este caso, para preparar una alimentación completa y balanceada. Y los maestros no son ajenos a estas prácticas. 
     Se realizó una revisión documental y bibliográfica de artículos científicos publicados hasta abril de 2016 en Medline, Scopus y Scielo. Se seleccionaron aquellos estudios de donde se reflejará programas, intervenciones y revisiones sobre la alimentación saludable en docentes o futuros docentes de cualquier tipo de enseñanza a nivel internacional. Como conclusiones podemos señalar que los estudios revisados coinciden en que hay una relación directa entre los hábitos de alimentación disfuncionales y el burnout, término acuñado por Freudenberger, (1980) quien descubrió que algunas personas llegaban a presentar un estado de agotamiento físico y emocional como resultado de la labor que realizaban. Se ha comprobado la influencia de los niveles de burnout como predictores de los hábitos de alimentación saludables y disfuncionales. Como se ha documentado el maestro puede llegar a sentirse quemado, agotado física y emocionalmente; “esto se vuelve crítico al laborar doble turno, y más en las maestras que, además llevan el peso de los quehaceres de la casa, el cuidado de los hijos y la atención del cónyuge” Peralta (1999). 
    La revisión de la literatura, nos llevó a identificar el trabajo “Alimentación saludable en docentes”, de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, Ecuador, publicado en la Revista Cubana de Medicina General Integral. 2017;33(1):115-128. Su objetivo es actualizar los conocimientos existentes sobre la alimentación saludable de docentes a nivel internacional.  Éste concluye que los docentes tienen estilos de vida sedentarios producto a su propio trabajo y esto les provoca enfermedades asociadas.
En México no existen estudios e investigaciones sobre la salud de los docentes de educación primaria, ni sobre su alimentación, por lo que el presente estudio cobra relevancia y pertinencia. La literatura da cuenta de los efectos positivos en el aprovechamiento de los alumnos que participan en los programas escolares, como los desayunos y meriendas escolares, los comedores escolares en las escuelas de tiempo completo, sin embargo, no son para los maestros, éstos solo vigilan su aplicación, cuidando que los alumnos no desperdicien los alimentos, que no sufran algún percance, que no se vayan a atragantar, etc. 
Sin embargo, un estudio arrojó luz sobre la cultura alimenticia y prácticas de los maestros originado por El Poder del Consumidor —organización integrante de la Alianza por la Salud Alimentaria— titulado: “El ambiente escolar Obeso génico en México: La necesidad de mejorar la regulación de la venta de alimentos y bebidas en escuelas”. https://elpoderdelconsumidor.org/2018/08/51-de-alimentos-y-bebidas-que-se-venden-en-las-escuelas-son-chatarra/
Actualmente, el 26.2% de los escolares que ingresan a primaria tienen sobrepeso u obesidad, y aumenta a 39.2% en 5º grado. El 39.2% de los niños que salen de primaria sufren obesidad y/o diabetes. La investigación reveló que el 51% del total de la oferta al interior de las escuelas observadas fue de alimentos y bebidas ultra procesados, como galletas, dulces y botanas empaquetados. El 55% de las escuelas tuvieron publicidad y el 63% de la oferta de bebidas fueron azucaradas. Mientras que sólo 1 de 9 escuelas tuvo acceso a agua potable gratuita y de calidad por medio de bebederos.
El estudio se realizó entre junio y julio de 2017 en 9 escuelas públicas primarias con horarios regulares en la Ciudad de México, Cuernavaca y San Luis Potosí, con instrumentos de corte cualitativo y cuantitativo dirigidos a actores clave: autoridades de salud y educativas, personal directivo, docente y de venta, miembros de comités y estudiantes. Se levantaron inventarios de la oferta de alimentos y bebidas en las escuelas, y se analizó el ambiente escolar en cada plantel.
De las observaciones obtenidas se concluye que la regulación de la venta de alimentos y bebidas en las escuelas no se aplica de manera eficiente por varias situaciones:

  • No existen talleres, capacitaciones y materiales dirigidos a directores, maestros, personal de venta, miembros de comités, madres y padres de familia, sobre alimentación saludable y la regulación existente.
  • El personal de las escuelas desconoce la existencia de contenidos, obligatoriedad y sanciones de la regulación.
  • No hay recursos para gastos básicos de mantenimiento a las escuelas y las tiendas escolares se convierten en un pilar para este fin en los planteles.
  • Existe conflicto de interés para vigilar el cumplimiento de la regulación porque la industria de alimentos y bebidas proporciona recursos para el mantenimiento de las escuelas y realiza acuerdos con directivos y personal de venta.
  • La venta de alimentos ultra procesados alrededor de las escuelas influye en el incumplimiento de la regulación al interior de los planteles.

A pesar de que desde hace 8 años existe una regulación para la venta de alimentos y bebidas en las escuelas de nivel básico del país, el ambiente en los planteles escolares continúa siendo obeso génico, ante el incumplimiento y la falta de sanciones por parte de las autoridades responsables. 
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO-ONU), las escuelas pueden ser un escenario idóneo para promover buenos hábitos alimentarios desde la niñez.
Sin embargo, en México, a pesar de la crisis de salud pública por la cual se han declarado emergencias epidemiológicas por la prevalencia de obesidad y diabetes, persisten prácticas como la venta de bebidas azucaradas, falta de acceso al agua potable gratuita, desconocimiento de la regulación actual y estrategias de la industria alimentaria para ignorar las prohibiciones de venta de alimentos y bebidas ultra procesados. El estudio concluye que para lograr transformar los ambientes escolares se requiere adoptar un enfoque multisectorial basado en el cumplimiento de los derechos a la salud y a la alimentación saludable, en el marco del interés superior de la niñez. Propone mejorar la política de alimentación en entornos escolares mediante un eje de formación: la política de educación nutricional que incluya estilos de vida saludable en el currículum oficial formal, en los libros de texto y la importancia de la práctica de actividad física regular. 
II.- ¿QUÉ DIJERON LOS MAESTROS SOBRE SU PRÁCTICA ALIMENTARIA? 
Para este ejercicio de exploración de la cultura y hábitos alimentarios se invitó a docentes conocidos de primaria (principalmente) en la zona oriente de la Ciudad de México, se socializó un cuestionario semiestructurado, participaron 23 maestros que han trabajado en distintas funciones escolares, en activo o que ya se han jubilado, entre el 13 y el 21 de julio del presente año. El propósito del instrumento fue recabar información de primera mano para realizar un estudio exploratorio sobre las siguientes categorías: a). -La importancia que estos actores le asignan a su alimentación, b). - Conocer sus hábitos alimenticios y nutricionales de los participantes, c). - Explorar si identifican enfermedades asociadas con su alimentación, d). - Recabar algunas sugerencias y propuestas para mejorar su situación. Los resultados fueron sistematizados y agrupados en dichas categorías de análisis.
Datos Generales
Los participantes 9 son del sexo masculino (40%) y 13 son del sexo femenino (60%); el promedio de edad fue de 51 años; 1 participante cuenta sólo con normal básica (4%), 13 de ellos cuenta con licenciatura (56%) y los restantes 9 (40%) con estudios de posgrado. La mayoría 15 son casados (65%), aunque hay 3 solteros (13%) y 3 en unión libre (13%) y 2 divorciados (8%). En promedio los participantes tienen 2 hijos; el 82% labora o ha laborado doble turno. De los participantes el 46% se desempeña como maestro frente a grupo, el 21% como director y en igual porcentaje, los participantes son directores (21%), aunque también participaron 2 promotores de Tic (8%) y 1 subdirector (4%). La antigüedad promedio de los participantes fue de 23.5 años de servicio. De los participantes 14 (60%) labora en Iztapalapa, 3 laboran en Nezahualcóyotl (13%), 3 en otras alcaldías de la CDMX (13%), 2 en Benito Juárez 88%) y 1 en Ecatepec (4%). Finalmente 13 están en activo (56%) y 10 están jubilados (43%). Este grupo de participantes viven en una zona urbana, cuentan con todos los servicios, tienen acceso a la educación y la cultura, así como un adecuado nivel sociocultural, por lo que podríamos deducir que no tuenen problema con su alimentación, sin embargo…      
    De acuerdo con los datos y testimonios recabados la docencia sigue siendo una actividad en donde predomina el sexo femenino, es decir hay mayoría de mujeres, quienes señalan que además de trabajar un doble turno (lo que implica traslados, doble cumplimiento de los deberes académicos y administrativos; provocando un doble desgaste emocional y físico diario, que se agudiza por la falta de tiempo para alimentarse adecuadamente), tienen que llegar a cumplir con el rol de ama de casa, por lo que deben levantarse más temprano, arreglarse, preparar y dejar listo algunos quehaceres de casa como la comida y lo necesario para sus hijos, a veces llevarlos consigo o pasar a dejarlos a su escuela. De tal manera que el doble turno afecta más a las mujeres que a los hombres, provocándoles altos grados de desgaste, que a corto y largo plazo se manifiestan en estrés, provocando enfermedades severas y crónicas. El promedio de antigüedad de este grupo de participantes en la labor docente fue de más de 20 años, al inicio de su labor no identificaron a los ayunos, carreras, quedarse sin comer como algo importante, prefieren llegar temprano, salir tarde, utilizar el tiempo del recreo para calificar, atender algún asunto de la dirección o citar a algún padre de familia antes o después de la clase, en fin, no es un problema. En el caso de los directivos y supervisores, la carga administrativa es sumamente extenuante, muy demandante, lo cual a veces, no les da tiempo de alimentarse adecuadamente.        
¿Cómo considera que se ha alimentado?
Dos maestras (8%) jubiladas consideraron que se han alimentado mal, porque “no tengo el hábito de comer nutritivo” y “Por los tiempos que tenemos para ingerir alimentos”; nueve participantes (39.1%) señalaron que se han alimentado regular: “Por falta de tiempo y de quien cocine lo que necesito o deseo comer”, “No hay horarios fijos”, “Aún consumo ultra procesados”, “En las escuelas no hay una venta de comida y en muchas ocasiones tenemos que comer en la calle tacos, quesadillas. Si se encuentra una buena cocina económica, la economía no es la mejor para tener una buena alimentación”, “Por el tiempo”, “Mi alimentación no era balanceada”, “Por el exceso de trabajo”, “Porque tengo sobre peso, pero tengo una salud regular”, “Por darle prioridad a los deberes laborales”. Ocho entrevistados (34.8%) señalaron que se han alimentado bien: “Como de forma balanceada”, “En los últimos años se tomó conciencia y se mejoró la alimentación”, “Procuro comer lo más saludable posible”, “Llevo control médico y de nutrición desde hace algunos años”, “En alguna etapa de mi vida no me daba tiempo comer y comía en el trayecto de una escuela a otra, procuraba llevar mis alimentos, pero si por alguna razón no llevaba, comía cualquier cosa”, “Porque aunque buscaba comida idónea no siempre se encuentra en la calle, como en casa”, “Por falta de tiempo”, “Cómo verdura y fruta, poca: carne, azúcar, sal, refresco, alcohol”; finalmente cuatro maestros (17.4%) señaló que se han alimentado Muy bien: “Porque siempre he procurado consumir alimentos de manera equilibrada y disminuyendo carnes rojas”, “Como a mis horas y llevo dieta sana”, “Procuro mis alimentos en sus horarios”, “Consumir de todos los grupos alimenticios”.  
Como se puede observar su alimentación no es la mejor para la mayoría de los participantes, los docentes jóvenes no la consideran un problema, lo ven “natural”, como “algo normal del oficio”, no acostumbran los chequeos médicos; sólo hasta que aparecen los primeros dolores, malestares o síntomas somáticos, o cuando se les impone alguna “restricción o dieta “, es cuando se empiezan a cuidar o atender su salud.        
Sabe ¿Cómo debería alimentarse un profesor?
La mayoría de los profesores señalaron que se han alimentado bien y muy bien 52.2%; y que saben cómo debería alimentarse un profesor 78.3%, al cuestionarlos sobre tipos, frecuencias y cantidades precisas en el desayuno, la comida y la cena de frutas, verduras, carnes, legumbres, granos, cereales, bebidas y otros alimentos, sus respuestas fueron difusas, confusas, contradictorias y comedidas, en el mejor de los casos, ya que hubo quien señaló: “No sé”, “lo que pueda”, “Lo que sea”, “de todo”, “para lo que me alcance”. Por lo que podemos deducir que los maestros no tienen conocimiento de los nutrientes de los alimentos, por lo que hace falta información y formación en este sentido. De esta manera comprobamos que no hay claridad en lo que deben desayunar, comer y cenar, por una parte, por otra, se carece de una información y cultura nutrimental, que ayude a su adecuada alimentación. Luego entonces nos preguntamos ¿Cómo alimentan y nutren a su familia? y ¿a sus hijos?, ¿Podrán hacerlo con sus alumnos?        
Influye la alimentación ¿En su enseñanza?
Existe consenso casi unánime de los docentes al afirmar que la alimentación sí influye en su enseñanza y en su desempeño profesional de manera determinante. Al cuestionarles ¿por qué? Se obtuvieron muchas respuestas, entre otras: “si uno no come tienes falta de energía”, “agotamiento”, “cansancio”, “desgano”, “mal carácter”, “no hay concentración”, “atención dispersa”, “desinterés”. Entre las respuestas más completas señalaron: “El comer sano te ayuda a tener una buena salud y fortaleza para realizar las actividades cotidianas”, “Porque el ánimo y actitud se contagia y hace que se motiven los alumnos”, “Compartes hábitos con los alumnos, en la forma de tu organización y desempeño para la forma de la calidad en el trabajo”, “Porque todo influye en nuestra naturaleza y nuestro vehículo para vivir es nuestro cuerpo, la alimentación es la fuente del cuerpo. y para desarrollar nuestras actividades requerimos de una sana alimentación”. Solo un entrevistado (4%) consideró que no influye, pero mencionó: “Lo que influye es su preparación académica, convicción y compromiso, la metodología a emplear, predicar con el ejemplo, ser un agente de cambio que debe empezar por sí mismo”.                 
¿Se considera capacitado para enseñar a los niños una buena alimentación?
El 65% de los participantes señalaron que sí, mencionaron: “Porque llevo dos años asistiendo a un nutriólogo que me ha ayudado a mejorar mi salud y alimentación y veo que los niños tratan de imitar mi forma de alimentarme … todo este ciclo escolar nunca hemos tenido un convivio con refresco o papás a la francesa y los niños me han llevado toppers para fruta o comidas porque como porciones pequeñas y les gusta a ellos”, “He tomado cursos al respecto y estoy muy informada sobre el tema”, “Tengo interés por mi salud”, “Tengo los conocimientos básicos para darles a conocer a los alumnos sobre una sana alimentación”, “Porque es lo que hago conmigo y busco para mi hija”, “Debemos estudiar nutrición básica”, “Por la información y experiencia adquirida”.   
El restante 35% señaló que no porque: “No tengo esos conocimientos”, “Porque es muy difícil por todo el bombardeo publicitario de comida chatarra”, “    Me falta información”, “No se manejan muchas especificaciones como la medida, si no lo sé, menos lo puedo dar”,” Desafortunadamente, no soy un buen ejemplo, debido a que uno se deja llevar por la falta de tiempo y el cumulo de responsabilidades y actividades”. Los docentes que señalaron que sí, es porque algunos ya están jubilados (tienen todo el tiempo y recursos para atenderse) están bajo régimen médico, cuidando de su alimentación o ya sufren de enfermedades crónico-degenerativas; los restantes señalan falta de tiempo, recursos, de información al respecto e incluso señalan que, si ellos no se cuidan, ¿cómo van a cuidar de sus alumnos?  
¿Conoce, sus hábitos nutricionales y alimenticios? 
Un 92% mencionó que sí conoce sus hábitos alimenticios: “Por problemas de salud tuve que hacerlo”, “Porque voy con la nutrióloga una vez al mes”, “Porque estoy en tratamiento”, “Porque ya tengo mayor conocimiento y he ido con nutriólogos que han hecho que poco a poco cambie mis hábitos”, “Por un tratamiento médico y medicamentos muy agresivos padezco de Hígado graso y llevo una dieta estricta y cuidada”, “Procuro mantener una alimentación equilibrada de acuerdo a mi edad”, “Me los ha dicho en médico y la nutrióloga”; también hubo (los menos) quien señaló: “Actualmente como bien y me cuido”, “Por la forma y hábitos alimenticios”, “Me preocupo por ello”, “Los he estudiado”.      
¿Cómo se ha nutrido?
Los que mencionaron que se nutren mal (4.3%) afirmaron: “Porque hasta ahora, después de 50 años le estoy dando la debida importancia a mi salud”, Entre quienes señalaron que se nutren regular dijeron: “Desconozco que es nutricional y que no”, “Porque mis cambios de alimentación son por causa de una deficiencia de hierro debido a la falta de consumo del mismo”. Quienes señalaron que bien mencionaron: “Porque he procurado vigilar la alimentación”, “Por invertir más a la alimentación”. Y quienes señalaron Muy Bien fue porque: “Me dispuse a quererme y cuidar mucho mi salud, a mis 50 decidí bajar de peso y cuidarme”, “Aprendí cuando tuve a mis hijos y lo tomé como un buen hábito”, “Trabajando regular, actualmente cuido mucho mis horas de alimentos”.
¿Conoce algún caso problemático de algún maestro, que haya tenido como origen su mala alimentación? 
De los que respondieron afirmativamente, en primer lugar, señalaron diabetes con 40%, gastritis, en segundo lugar y en tercer lugar hipertensión, algunas otras enfermedades mencionadas fueron cáncer, riñones, emocionales y la muerte.
¿Conoce que elementos debe evitar en su alimentación?
Los participantes reconocieron los siguientes alimentos a evitar: “Algunos carbohidratos, azucares añadidas, exceso de sal, condimentos, refrescos”, “Ultra procesados”, “la comida chatarra”, “Azúcar, harina, grasa”, “Pan, embutidos, fritos, empanizados, pasteles, irritantes”, “Comida rápida, industrializada, gaseosas y golosinas”.
¿Conoce que elementos aporta la actividad física a un profesor?
“Nos quita el estrés, eliminamos toxinas, tenemos una buena condición física, oxigenamos nuestro cuerpo”, “Fortalecimiento del sistema músculo, esquelético y cardio respiratorio”, “Quema de grasas, desarrollo muscular”, “Energía, buen humor”, “Salud mental y física”, “La movilidad, mejor manejo de la energía para mantenerte más dinámico”, “Aumento energía, control de peso, equilibrio físico y mental, mejora en el sueño, felicidad”, “Oxigenación cerebral, corporal, metabolismo de los nutrientes, fortaleciendo de músculos, relajación”, “Oxigenación del organismo, sistema inmunológico fuerte”.
La actividad física ¿Debería ser un requisito para que los profesoresla practiquen?
Un 91.3% está de acuerdo que la actividad física debería ser un requisito entre los profesores por las siguientes razones: “Para desesterarnos”, “Evitar el sedentarismo”, “Para estar activos y de buen humor”, “Mejorar su rendimiento”, “Porque se liberan toxinas, se produce relajación muscular y se genera energía”, “Porque se cuida nuestra salud física y mental”, “Para ser ejemplo de sus alumnos y compartir con ellos y la comunidad”, “Por la congruencia que debe haber en predicar con el ejemplo, por el amor a uno mismo, porque sabemos que es importante para conservar la salud física, mental e individual”, “Primero es importante la salud, la imagen, el ejemplo”, “El ejercitar el cuerpo es de suma importancia para mantener en buen estado nuestro organismo, la sangre oxigena mejor y la calidad de vida se incrementa”.
¿Practica alguna actividad física?
Entre las respuestas afirmativas los entrevistados señalaron practicar: “Natación”, “Frontenis”, “Caminar”, “Básquetbol”, “Crossfit, pesas, Pilates”, “Yoga, baile”, “Caminata, paseos en bicicleta”, “Cardio”, “Ejercicio en el gimnasio”. Entre las respuestas negativas, la justificación fue: “Aunque ahorita lo práctico, antes no y era por falta de dinero pues es caro”, “Falta de tiempo”, “Falta de organización en mis actividades”, “Me da flojera”, Nunca me ha gustado aun sabiendo que lo requiere mi organismo”, “Tiempo y cansancio”.
¿Cómo se incentiva a un maestro para adoptar un estilo de vida saludable? Las respuestas fueron: “Con dinero Jajaja o que hubiera membresías por ejemplo en Sport City donde nos hicieran descuentos”, “Educándolo”, “Haciéndole consciente de los beneficios a largo plazo”, “Con información y actividad”, “No hay respuesta, debe ser una decisión personal”, “Al empezar a cambiar los hábitos se da uno cuenta de lo bien que se siente y mejora tú cuerpo y esa es una gran motivación”, “En general a la población se le incentiva mostrando evidencias de todas las bondades y beneficios que produce llevar una rutina de ejercicios y alimentación equilibrada”, “Primero trabajando cerca del domicilio y creando programas sobre el tema”, “Darle las condiciones, tiempos y recursos para practicar alguna actividad físico -recreativa”, “Llevarlo a un hospital a que vean a los diabéticos, hipertensos, fumadores, alcohólicos, etc.”, “Con un sueldo suficiente para no trabajar todo el día”, “Se necesita que tengan un poco de interés o que enfrenten una situación de salud fuerte para hacer cambios que beneficien su salud”.    
¿Conoce algún caso exitoso de algún maestro que privilegió su buena alimentación? 
Entre los casos exitosos mencionaron: “Hay compañeros que llevan lo que se conoce como vida fitness y mantienen buen salud”, “Mi Directora”, “Profesores cristianos”, “Algunos de Educación Física”, “Desafortunadamente en mi trayectoria no encontré profesores que cuidarán sus hábitos alimenticios y la mayoría tenía problemas de salud”, “Una maestra que desde su infancia su papá les manejo una cultura de sana alimentación”, “Yo”.
¿Qué debería hacer un maestro para darse cuenta de la importancia de su buena alimentación y nutrición?, “Estar seis meses en tratamiento nutricional y actividad de bajo impacto, con este tiempo vería los cambios y tendría un impacto a largo plazo”, “Introspección”, “Contar con información suficiente”, “El visualizar en no enfermarse o evitar enfermedades a través de buena alimentación y realizar deporte”, “Chequeo, información, reflexión y compromiso”, “Planear sus tiempos y espacios para su buena alimentación”, “Estudiar Nutrición o asistir a consulta con Nutriólogo”, “Visualizarse como le gustaría verse en 10 años a futuro y vigilar los males que presentan las personas a esa edad, a fin de prevenir desde la alimentación”, “Ver en riesgo su salud y querer  mejorar”, “Checarse periódicamente con el doctor”, “Estar conscientes de la importancia y los beneficios que hoy por hoy son indispensables para nuestra salud”, "Amarse mucho y reconocerse como un agente real de cambio. Todo lo que hacemos tiene consecuencias", “Hacerse estudios para que compruebe los beneficios”, “Enseñar la diferencia”, “Priorizarse”, “Informarse, educarse y practicar hábitos saludables”, “Ir a hospitales”, “Navegar contra corriente y ser disciplinado. Tener su vida emocional resuelta y equilibrada, y amarse a sí mismo”, “Debe tener la intención de mejorar su salud, debe ser comprometido y muy responsable con su cuerpo, asistiendo a un especialista, que le guíe y mejore sus hábitos alimenticios”, “Tener estabilidad laboral”.
Conclusiones
El propósito de este trabajo fue lograr una reflexión sobre la cultura alimentaria del docente, recuperando las problemáticas y experiencias desde la voz de los participantes, para reconocer la importancia de cuidar nuestra salud física, emocional, psicológica, personal y familiar, en donde los alimentos deben recobrar su papel primordial. Destacar que estos nutren y mantienen en óptimas condiciones nuestros sistemas, órganos y células que a su vez permiten que funcionen de forma saludable nuestras capacidades mentales, neurológicas, emocionales y físicas, manteniendo al docente en condiciones óptimas para brindar un servicio y un desempeño profesional a nuestros alumnos y sus familias. 
Se documentó a través de diferentes testimonios que los encuestados que la gran mayoría no están educados para cuidar de su alimentación y de su nutrición. Se encontraron avances importantes al reconocer sus hábitos alimentarios, estos se lograron paulatinamente, después de más de 20 o 25 años de servicio y experiencia. En algunos casos hasta que sufrieron alguna enfermedad crónico-degenerativa como diabetes, hipertensión, gastritis, colitis, etc. Antes no le tomaban ninguna importancia, anteponiendo razones como falta de tiempo o de dinero, excesiva carga de trabajo, traslados y cumplimiento de una diversidad de obligaciones administrativas y laborales. Esta problemática se agudiza si los maestros trabajan doble turno y en el caso de las maestras el problema es mayor ya que tienen que llegar a casa a desempeñar el tercer turno en casa.
El trabajo recuperó las experiencias de 23 docentes (ninguno pertenece a ninguna comunidad indígena) de educación preescolar y primaria, 60% se encuentra en el servicio activo y 40% son jubilados, este segundo grupo ya reconoce la importancia de su cultura alimentaria (CA), mejorando sus hábitos, costumbres y en general se cuidan por tener alguna enfermedad crónico-degenerativa. Los hallazgos encontrados en los ejes de análisis muestran: 
 

1.-Los participantes manifestaron importancia que le asignan a su alimentación, sin embargo, no la practican al 100%. 

2.-Señalaron conocer sus hábitos alimenticios y nutricionales, pero no pudieron clarificar una alimentación balanceada en los diferentes grupos de alimentos y bebidas.  

3.-Reconocen enfermedades asociadas con la alimentación, pero cuando el maestro ya la sufre, no como una medida de prevención.  

4.-Se recabaron alguna sugerencias y propuestas de mejora, pero no para ser socializadas o aplicadas en sus alumnos. 
 

En la primera parte (teórica) se señaló la realidad o el estado que guarda nuestra actual cultura alimenticia entre los docentes, lo que se comprobó en la segunda parte (empírica-cualitativa), es decir, lo que se ha documentado se pudo observar en la práctica docente. Como producto de la investigación se destaca que, en cada lustro se van acentuando las etapas de desarrollo profesional del docente, se van transformando costumbres, hábitos, tradiciones y su cultura nutricional. Es decir, tras dejar de ser estudiante, en los primeros 5 y 10 años de servicio, no sufren alteraciones de ningún tipo, aunque trabajen doble turno; a los 15 años es cuando el docente empieza a sufrir alteraciones nerviosas, estomacales, de estado de ánimo, dolores musculares, de cabeza, etc., asociados a su falta de alimentación adecuada. El mayor cambio se observa al transitar de estado civil, es decir cuando tiene que cumplir con la obligación de un hogar y atender a sus hijos. Al crecer sus responsabilidades tienen que levantarse más temprano, preparar a sus hijos, trasladarlos y terminan por sacrificar el tiempo antes dedicado a su alimentación. Dejan de alimentarse bien y en el transcurso del día sufren de agotamiento, mal humor, estrés, desgano, desinterés hacia la enseñanza y hacia sus alumnos; en la noche llegan fundidos sólo a descansar. 
A través del tiempo el maestro pasa largas jornadas de trabajo y bajo una gran presión de diverso tipo por lo que empiezan los síntomas de las primeras enfermedades gastrointestinales y estomacales por falta de alimentación adecuada y a sus horas; sufren altos grados de estrés, neurosis, sobre todo porque no descansa adecuadamente. No se distrae ni tiene prácticas recreativas. El maestro cree que esa vida es “normal”, que es gaje del oficio. No acude a chequeos médicos, hasta que sufre los primeros síntomas de enfermedades crónicas. Le dan incapacidad médica hasta que le detectan o declaran dichas enfermedades. Tiene que aprender a vivir con ellas y a atender y a cuidar de otras enfermedades asociadas.           
Como resultado de los testimonios docentes podemos afirmar que todas las voces coinciden en que la forma de alimentarse influye en su enseñanza y su desempeño profesional, sin embargo, desconocen la manera adecuada o correcta de nutrirse. Al preguntarles sobre las cantidades y frecuencias adecuadas de frutas, verduras, carnes, legumbres, granos, cereales y otros alimentos no supieron su correcta ingesta, sus respuestas fueron muy dispersas o incluso contradictorias. La evidencia, de los participantes muestra que, a mayor edad y experiencia, hay mayor salario y por lo tanto mejor alimentación, mejor nutrición y mejor calidad de vida.  Finalmente, señalan tips, sugerencias, medidas, estrategias para mejorar su alimentación. 
Por lo tanto, se deben considerar nuevas realidades, es decir, la necesidad de una práctica decolonizante (contraria a la homogeneizante) de la escuela pública, el docente debe moldear, ser el ejemplo y acompañar a sus alumnos, enseñarles a comer y nutrirse adecuadamente para evitar problemas de salud. Los alumnos deben estar conscientes de la importancia de cuidar de su alimentación y nutrición, a la par de evitar el sedentarismo. Y los padres deben coadyuvar con el maestro en el cuidado de la alimentación, la nutrición y, por ende, la salud de sus hijos para lograr un mejor aprendizaje, desempeño y aprovechamiento de lo más valioso que tiene una sociedad y una nación: sus niños.  Concluimos que el concientizar a los profesores sobre la importancia de sus prácticas alimentarias, puede llevar a una práctica descolonizante en su trabajo docente, al volver la vista a los orígenes naturales de la nutrición y alimentación de nuestro pueblo, al recuperar tradiciones milenarias de alimentarse de manera natural y sobre todo entrar en contacto con la naturaleza y sus frutos, interesarse en las propiedades naturales de los alimentos, olvidando toda la comida “chatarra”, que no tiene nada que ver con nuestra idiosincrasia. Se recomienda seguir realizando estudios de este tipo con entrevistas a profundidad para destacar el involucramiento intersubjetivo de los participantes.