El asesinato del sacerdote Ernesto Baltazar Hernández: más detalles del caso

El sacerdote Ernesto Baltazar Hernández fue asesinado en Edomex por una banda de “goteras”. Drogado con clonazepam, golpeado con un bate y abandonado en un canal. Tres personas están detenidas.

masclaro.mx
today 20/11/2025

Por Mario Victorino

 

El homicidio del sacerdote Ernesto Baltazar Hernández Vilchis ha revelado un entramado de violencia y engaños que involucra a una banda de “goteras”, dedicada a drogar y robar a sus víctimas. Las investigaciones de la Fiscalía del Estado de México han permitido reconstruir los hechos y detener a tres personas vinculadas con el crimen.


La desaparición

El sacerdote fue visto por última vez el 29 de octubre de 2025, cuando acudió a un encuentro con Fátima “N”, una mujer con la que mantenía una relación desde hacía meses. Ambos se trasladaron a un departamento en la Unidad Habitacional Morelos, Tultitlán, donde posteriormente se sumaron otros dos implicados: María Fernanda “N” y Brandon Jonathan “N”.


El modus operandi de las “goteras”

  • El sacerdote fue drogado con gotas de clonazepam en sus bebidas, una práctica común de este tipo de bandas para someter a sus víctimas.
  • Tras varias horas de convivencia, los agresores lo golpearon con un bate de béisbol, lo que derivó en su muerte.
  • Posteriormente, su cuerpo fue trasladado en una camioneta y abandonado en un canal de aguas negras en Nextlalpan, donde fue localizado dos semanas después.


Las detenciones

  • La Fiscalía vinculó a proceso a tres personas por homicidio doloso y robo agravado.
  • Fátima “N” declaró que trabajaba como escort y que había mantenido encuentros sexuales con el sacerdote durante un año.
  • Los otros dos detenidos habrían participado directamente en la agresión y el traslado del cuerpo.


Impacto en la comunidad

El caso ha generado conmoción en la diócesis y entre los feligreses de la capilla de la Santa Cruz en Tultepec, donde Ernesto Baltazar ejercía su ministerio. La revelación de su estilo de vida, marcado por fiestas y consumo de alcohol, ha abierto un debate sobre la vulnerabilidad de líderes religiosos y la necesidad de esclarecer el trasfondo del crimen.