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Escasez de agua y destrucción de bosques




Fecha: 2024-04-01


Por Alejandro Ramos Magaña


 


El calentamiento global cambió el patrón de lluvias en el país y extendió el periodo de sequías extremas (donde el fenómeno meteorológico El Niño también influye), pero también el crimen organizado impacta en la producción de agua.


Las 'fábricas' de agua de las que depende el Sistema Cutzamala enfrentan serios problemas y se ven amenazadas por la tala clandestina, cambios de uso de suelo y por incedios forestales, siendo el primero el de mayor incidencia.


La zona boscosa de la que depende el Sistema Cutzamala, que abastece con el 26 por ciento del agua a 13 alcaldías de la Ciudad de México y 14 municipios del Estado de México, abarca la Cuenca Amanalco-Valle de Bravo (Amanalco de Becerra, Valle de Bravo, Santo Tomás de los Plátanos y Villa Victoria).


La propia Comisión Nacional del Agua (Conagua) destaca que el Sistema Cutzamala --con 42 años de funcionamiento-- es una de las fuentes de abasto de agua potable más grandes de México. Capta las aguas de la cuenca alta del río Cutzamala (que provienen de las presas Tuxpan y El Bosque, en Michoacán, y Colorines, Ixtapan del Oro, Villa Victoria, Valle de Bravo y Chilesdo, en el Estado de México).


Las mafias dedicadas a la tala clandestina aprovechan los límites territoriales entre Michoacán y el Estado de México, ya que los grupos delictivos cortan la madera en territorio mexiquense y la llevan a aserraderos de la zona michoacana. Aunque en Michoacán también estas prácticas ilícitas van en aumento como ocurre en la zona de la mariposa monarca. 


Pese a los operativos policiales y del Ejército, así como de la aplicación de programas destinados a frenar la tala clandestina, los reportes de grupos ambientalistas e investigadores de la UNAM indican que desde 2006 a la fecha se han talado más de 1000 hectáreas en dicha cuenca.


Y otra práctica que también afecta al suelo boscoso es la que realizan algunas comunidades que destruyen la masa forestal para crear espacios agrícolas. El cambio de uso de suelo se suma a la tala clandestina y a los incendios forestales que, desde 1998, cada vez son más intensos y prolongados debido, principalmente, a las severas sequías.


Por ejemplo, las presas Villa Victoria y Valle de Bravo (dos de las siete que integran el Sistema Cutzamala) cada año en promedio se mantienen al 50 por ciento de su capacidad. Con una tendencia de que los embalses son invadidos por azolve debido al arrastre de sólidos ante la pérdida de masa forestal en la cuenca. Algo similar a lo que ocurre en la Ciudad de México debido al crecimiento de la mancha urbana en suelo de conservación, pues en cada época de lluvias el agua no se infiltra en el subsuelo y arrastra desechos sólidos y tierra al drenaje capitalino con las consecuentes inundaciones por aguas negras.


Hoy el Sistema Cutzamala se encuentra en niveles bajos históricos, con casi un 38% de almacenamiento y se prevé que el descenso sea más crítico hacia junio próximo.


Un grupo de ejidatarios de la cuenca de Amanalco comentó, a esta columna, que han recibido en los últimos 20 años apoyos de los gobiernos en turno del Estado de México para que realicen actividades ecoturísticas y para poner en marcha otros proyectos productivos con el fin de vigilar los bosques y no abandonar sus tierras. Sin embargo, cada vez el crimen organizado, no sólo de taladores armados, sino también de bandas de narcotraficantes los mantienen bajo amenazas y hasta con agresiones violentas. La destrucción del bosque se suma al paso de la droga en la más completa impunidad.


Y la tala no se frena, pese a estar tipificada como delito grave. La impunidad con la que operan estas bandas dobla la acción de las autoridades, pues cuando hay capturas casi nunca caen las cabezas, sólo los taladores o quienes transportan la madera. Y esto también ocurre con mayor incidencia en Oaxaca, Chiapas y Chihuahua.


Investigadores del Instituto de Ecología de la UNAM me aseguran que, en los últimos 42 años, el corredor biológico Chichinautzin, en los municipios de Ocuilan de Arteaga, Estado de México, y Huitzilac, Morelos, han sido presa de esta práctica ilegal, originando daños a la flora y fauna de la región. Además, refieren que la tala se extiende a la región de Temascaltepec, Zempoala y en el Parque Nacional Izta-Popo, en el territorio mexiquense.


Hace 14 años las entonces autoridades del Edomex impulsaron un plan de construcción de ecotecnias en zonas rurales rurales, indentificaron y dieron protección a manantiales, compraron terrenos alrededor de Valle de Bravo para prevenir el crecimiento de la mancha urbana, y se aplicó el pago por servicios ambientales. Pero estas acciones se han quedado rebasadas, al igual que el Plan para la Gestión Integral del Agua y Recursos Asociados de la Cuenca Valle de Bravo.


Cómo producir agua si lo bosques están siendo destruidos. Por ahora, es de alta prioridad proteger y recuperar las áreas vitales para que el Sistema Cutzamala tenga agua. La acción estratégica debe estar en las áreas de recarga acuífera, lagos, arroyos, ríos y quebradas y en la reforestación en las zonas de recarga, entre otras acciones.


Además, se debe fortalecer la política pública de Cero Tolerancia a la Tala ilegal, otorgar más facultades a las fiscalías para integrar averiguaciones sobre delitos ambientales y proceder a la instauración de Consejos de Justicia Ambiental locales.  


Hasta ahora vamos perdiendo con menos lluvias, menos agua, más tala, más destrucción de bosques, presas semivacías, más sequías y mayor fuerza del calentamiento global.





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